¿Qué es?
El páncreas es un órgano glandular que tienes dos funciones, la secreción endocrina y la secreción exocrina. La función endocrina consiste en la producción de diferentes hormonas como son la insulina, el glucagón, la gastrina, el péptido intestinal vasoactivo (VIP) o la somatostatina. La función exocrina del páncreas consiste en la secreción del jugo pancreático al duodeno, un líquido con numerosas enzimas como la lipasa, la amilasa o la tripsina, que intervienen en la digestión de los alimentos.
Cuando las células que se encargan de producir estas sustancias que forman parte del jugo pancreático se vuelven malignas, es decir, pierden los mecanismos de control que permiten que se reproduzcan y mueran con normalidad, se produce una neoplasia o cáncer de páncreas exocrino.
¿Cómo se produce?
El cáncer de páncreas es uno de los que peor pronóstico presentan. Aproximadamente tan solo un 5% de los pacientes afectos de esta neoplasia sobreviven a los 5 años del diagnóstico, muriendo la mayoría en menos de un año.
Este cáncer se ha asociado con el tabaco, así como con las dietas ricas en grasas y en proteínas. La pancreatitis crónica, la diabetes o la colecistectomía previa se asocian también a este tipo de tumores. Por el contrario, ni el consumo de alcohol ni el de café se han relacionado con un mayor riesgo de padecerlo.
La mayoría de estos tumores se presentan en la cabeza del glándula, aproximadamente entre un 60% y un 70% de los casos, mientras que entre un 20% y un 25% se dan en el cuerpo o la cola del páncreas. En ocasiones, en un 15% de los casos aproximadamente, el cáncer de páncreas puede ser multifocal y afectar a toda la glándula.
La mayoría de estos tumores se presentan en la cabeza del glándula, aproximadamente entre un 60% y un 70% de los casos, mientras que entre un 20% y un 25% se dan en el cuerpo o la cola del páncreas. En ocasiones, en un 15% de los casos aproximadamente, el cáncer de páncreas puede ser multifocal y afectar a toda la glándula.
Se extiende localmente con facilidad, sobre todo a nivel retroperitoneal, de manera que infiltran la grasa que envuelve y protege la glándula, así como los nervios. El 70% se diseminan por vía linfática y la mitad lo hace también por vía venosa. El hígado es el principal órgano diana donde se implantan las metástasis, aunque también pueden hacerlo en peritoneo o pulmones.
Se ha comprobado que hasta un 70% de los cánceres de páncreas tienen una alteración de un gen llamado ras y aproximadamente un 60% presentan mutaciones en otro gen que recibe el nombre de p53.
Síntomas
El dolor abdominal es la manifestación clínica más frecuente del cáncer de páncreas. Suele ser un dolor sordo y constante, localizado en la zona izquierda y superior del abdomen, que se extiende hacia la espalda como si fuese un cinturón. Es un dolor de predominio nocturno, que impide el sueño y empeora con la ingesta y al estar estirado pero que mejora al inclinarse hacia delante. Este signo es el principal en los tumores de páncreas que afectan al cuerpo o la cola de la glándula.
Cuando se afecta la cabeza del páncreas, además del dolor suele aparecer ictericia por obstrucción de la vía biliar. En los tumores de cuerpo y cola, si existe ictericia, suele ser debida a la presencia de metástasis hepáticas.
La pérdida de peso suele ser el síntoma más precoz de los enfermos de cáncer de páncreas a causa del descenso del aporte calórico. Al no poder realizar su función exocrina, las proteínas y las grasas no se digieren correctamente, por lo que se produce diarrea y esteatorrea, con la consecuente pérdida de peso y astenia.
En una tercera parte de los casos, a medida que se va destruyendo el tejido pancreático, puede aparecer una intolerancia a la glucosa que derive a diabetes.
En una tercera parte de los casos, a medida que se va destruyendo el tejido pancreático, puede aparecer una intolerancia a la glucosa que derive a diabetes.
El paciente puede presentar una vesícula biliar aumentada de tamaño que sea palpable a la exploración, así como hepatomegalia, esplenomegalia, edemas, ascitis o hipertensión portal, con la consecuente aparición de varices esofágicas.
Diagnóstico
Se sospechará un cáncer de páncreas en todo paciente que presente un cuadro de dolor abdominal como el descrito anteriormente y que se asocie a pérdida de peso, ictericia, diarrea o esteatorrea.
En la analítica de sangre puede verse un descenso de los niveles de lipasa y amilasa, así como alteraciones en los niveles de bilirrubina y de las enzimas hepáticas si la enfermedad es avanzada. En caso de haber afectación de las células productoras de insulina se verán alteraciones en los niveles de glucosa. Existen unos marcadores tumorales, el CEA y el CA 19.9 que pueden estar elevados, pero son muy poco específicos.
La ecografía y la tomografía axial computadorizada (TAC) son las pruebas de imagen esenciales para valorar las lesiones del cáncer de páncreas. La ecografía es fiable, pero su rendimiento baja cuando los tumores son de menos de 2 cm de diámetro. La TAC puede ser más precisa en esos casos y además permite hacer un estudio de extensión, valorando la afectación hepática, biliar y de los tejidos circundantes del páncreas. La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) permite valorar bien lesiones del la cabeza del páncreas y diferenciar entre pancreatitis crónica y cáncer de páncreas. Hoy en día la resonancia magnética nuclear y la ecografía endoscópica son otras herramientas que permiten valorar las lesiones pancreáticas.
Una vez localizada la lesión es imprescindible realizar una punción aspiración con aguja fina (PAAF) para poder tomar una muestra del tejido sospechoso y analizarlo, cosa que nos dará el diagnóstico de certeza.
Tratamiento
Por desgracia solamente entre un 10% y un 20% de los cánceres de páncreas se pueden operar en el momento del diagnóstico. Si no existen metástasis y el tumor se encuentra localizado, sin afectación de estructuras vasculares, es posible una intervención quirúrgica. En función de la localización del tumor se realizará un pancreatectomía parcial, bien de cabeza y parte de duodeno, bien de cuerpo o cola, o una resección total del páncreas si la afectación es difusa.
Cuando los tumores no se pueden intervenir, cosa que ocurre entre el 80% y el 90% de los casos, las opciones quirúrgicas serán paliativas, especialmente dirigidas a evitar la obstrucción gastroduodenal y de la vía biliar, ya sea mediante derivaciones o con la colocación de endoprótesis.
Tanto la radioterapia como la quimioterapia pueden paliar el dolor y aumentar la supervivencia de los pacientes si se usan como tratamientos complementarios a la cirugía.
Pese a todo, como ya se ha comentado anteriormente, el pronóstico de quienes padecen este cáncer es bastante infausto.
Medidas preventivas
Las principales medidas preventivas consisten en evitar los factores de riesgo, es decir el tabaco y las dietas con un elevado contenido de grasas y proteínas. Abandonar el consumo de tabaco, mantener una dieta sana y equilibrada y realizar una actividad física moderada pueden contribuir a disminuir el riesgo de padecer cáncer de páncreas.
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