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Fisuras anales

Definición
Úlcera de pequeño tamaño con lesión longitudinal en su interior que suele estar localizada en la mucosa anal cerca de orificio anal.


Cómo se produce la enfermedad
La mayoría de las fisuras anales son de origen desconocido aunque el estreñimiento crónico es el factor que con mayor frecuencia se asocia a la aparición de una fisura anal.
Otros posibles factores asociados son todos aquellos que impliquen una irritación o una lesión de la mucosa anal como diarreas ácidas prolongadas, traumatismos, quimioterapia, radioterapia colorectal, cirugía anorectal, enfermedades inflamatorias intestinales como la colitis ulcerosa o el Crohn, la tuberculosis intestinal, la diverticulitis o los tumores.

Sintomatología de la enfermedad
La fisura anal en función de su tamaño y localización puede ser asintomática.
Cuando es sintomática, puede manifestarse en forma de:
Síntomas inespecíficos como picor o escozor anal.
Dolor anal agudo e intenso con la defecación (que puede durar de minutos a varias horas) y leve sangrado al final de la deposición.
Diagnóstico de la enfermedad
El diagnóstico de la fisura anal es realizado por el proctólogo o el cirujano general en la consulta del centro médico u hospital.
El diagnóstico se basa fundamentalmente en:
Exploración física adecuada del paciente
Valoración de la sintomatología que presenta y de sus antecedentes de enfermedad
Resultado de los estudios complementarios que se realicen, generalmente una inspección anal mediante tacto rectal; una anoscopia o una ecografía endoanal para visualizar las lesiones.
Realización de otros estudios complementarios en función de los hallazgos encontrados tras la correcta valoración del paciente para diagnosticar posibles enfermedades asociadas.
Tratamiento de la enfermedad
La primera opción de tratamiento de la fisura anal es el tratamiento conservador mediante:
Medidas higiénico-dietéticas como: evitar el estreñimiento con una dieta rica en fibra o bien con la toma de incrementadores del volumen de las heces. Baños de asiento con agua templada durante 10-15 minutos después de cada deposición.
Tratamiento farmacológico como: aplicación de tratamientos tópicos a base de pomadas o cremas que contengan anestésicos locales o antiinflamatorios para tratar el dolor. Aplicación local de pomadas de nitroglicerina o de inyecciones locales con toxina botulínica que relajen la musculatura del esfínter anal favoreciendo el paso de las heces y la cicatrización de la fisura.
Cuando las medidas anteriores fracasan o se trata una fisura de larga evolución el único tratamiento posible es el tratamiento quirúrgico encaminado a facilitar la relajación del esfínter anal o a disminuir su contracción para favorecer la cicatrización de la fisura anal.
Prevención de la enfermedad
Medidas higiénico dietéticas como una correcta alimentación, el ejercicio físico habitual, evitar el estreñimiento y el consumo de picantes o de sustancias tóxicas como el tabaco, aumentar la ingesta de líquidos que hidraten las heces y faciliten su expulsión y evitar el abuso de los laxantes; contribuyen a la cicatrización de la fisura y a evitar su reaparición.
Los supositorios de glicerina pueden ayudar a la expulsión de heces duras no hidratadas en los períodos de estreñimiento.
Los pacientes con enfermedad que favorezca la formación de fisuras anales deben seguir control médico habitual.

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